viernes, 12 de diciembre de 2008

Mi confrontación con la docencia
Adriana Peimbert Reyes
Se docente es una actividad que implica un gran compromiso porque se tiene la responsabilidad de guiar a un grupo de mujeres y hombres deseos@s de aprender y superarse.

En el caso de las y los estudiantes de bachillerato esta actividad es difícil porque además de los deseos cognitivos tienen otros deseos e intereses, propios de la etapa de cambios emocionales, psicológicos y biológicos que viven. Además es un momento en que las y los chicos toman muchas decisiones y experimentan diversos cambios.

Así que, como docentes, tenemos que aprender a entenderl@s y ayudarl@s. Este es un gran reto al que me enfrento día con día. Hace diez años, cuando recién ingresaba a la docencia, no contaba con las herramientas suficientes para hacerle frente. Por ello tomé cursos con la finalidad de entender mejor el proceso de enseñanza - aprendizaje. Además la convivencia y el trato cotidiano me hicieron entender y resolver, dentro de mis posibilidades, las diversas situaciones que se presentaban con mis estudiantes.

Mi actividad docente me ha traído grandes satisfacciones. Me encanta observar cómo mis alumnas y alumnos adquieren nuevos conocimientos, refuerzan, recuerdan y comparten con el grupo sus saberes. Y, sobre todo, me causa gran emoción cuando, tiempo después, me comentan que continúan estudiando o lograron acceder a un empleo. Por eso es que me siento comprometida en ofrecerles clases con calidad en los contenidos y calidez en el trato.

Mis retos como docente son conocer mejor los instrumentos pedagógicos que me permitan facilitar y lograr un aprendizaje significativo, que conduzca a que mis estudiantes desarrollen un pensamiento crítico que les permita mirar el mundo desde otra perspectiva, y que les posibilite tener herramientas (teóricas y prácticas) para enfrentar con éxito su vida personal y profesional.


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